Travestismos culturales: Literatura y etnografía en Cuba y Brasil
En este libro iluminador, Jossianna Arroyo se propone analizar varias narrativas literarias y etnográficas en Cuba y Brasil desde mediados del siglo XIX hasta fines del siglo XX en torno a la representación del imaginario nacional. La autora se enfoca específicamente en cómo se incorpora la población negra y mulata —particularmente la masculina—en los textos de escritores canónicos como Fernando Ortiz y Gilberto Freyre y otros menos conocidos como Adolfo Caminha y Helio Silva. Otro objetivo del libro es demostrar los parentescos históricos y culturales entre las regiones del Caribe (especialmente Cuba) y Brasil (sobre todo el área nordeste, centrada en la ciudad de Salvador de Bahía). Estos vínculos se basan en el papel predominante de la economía de la plantación (especialmente la azucarera), el impacto demográfico de la esclavitud africana (Cuba y Brasil fueron los últimos dos países en abolir la esclavitud), el desarrollo de culturas afroamericanas híbridas y el mito de la democracia racial en ambas zonas. Al final del trabajo, Arroyo aclara que su intención no es recuperar un discurso nostálgico, paternalista y hegemónico de la nación cubana y brasileña, sino lograr "más bien, un acercamiento crítico a las contradicciones y una lectura atenta de su discurso de la «cultura» y particularmente, de los cruces de poder en la descripción de las relaciones raciales, sexuales y de género como ejes problematizadores de esa misma «unidad» de la cultura" (256). Travestismos culturales cumple cabalmente con esa meta, sugiriendo nuevas pistas interpretativas sobre los nexos entre literatura y etnografía, tanto en Cuba como en Brasil. [End Page 183]
Arroyo sitúa su trabajo crítico dentro de los debates contemporáneos sobre "el lugar del cuerpo" en la construcción de las identidades, particularmente desde la perspectiva de los estudios poscoloniales, posmodernos, subalternos, feministas, gays y lésbicos. La autora se apropia de una gran variedad de teóricos, como Frantz Fanon, Homi Bhabha, Gayatri Spivak, Paul Gilroy, Clifford Geertz, James Clifford, Antonio Cornejo-Polar, Néstor García Canclini, Antonio Benítez Rojo, Michel Foucault, Judith Butler y Jacques Lacan. De este complejo y abigarrado campo de estudios interdisciplinarios, Arroyo destaca cómo se imaginan las identidades culturales a partir de las posiciones del sujeto en cuanto a nacionalidad, etnia, raza, clase, género y orientación sexual. De ahí que fije su atención en cómo los escritores cubanos y brasileños —generalmente hombres blancos, de clase media y heterosexuales—representan a los demás en su proyecto de fundar la nación. En este contexto, se introduce el concepto de travestismo cultural "como estrategia de identificación con el otro [que] surge de los juegos de poder propios de la representación . . . desde la raza, el género y la sexualidad" (5), y que "enmascara estratégicamente al sujeto de la escritura" (20). Según demuestra Arroyo, el simulacro "se construye como un paradigma que se repite" (6) en la literatura y la etnografía cubana y brasileña.
La autora parte de la premisa (razonable, a mi juicio) de que se puede leer la etnografía como texto literario (siguiendo a Geertz, Clifford y George Marcus) y la literatura como documento histórico (siguiendo a Georg Lukàcs, Hayden White, Benedict Anderson, Bhabha y Doris Sommer). En Cuba y Brasil, la escritura etnográfica ha combinado tradicionalmente el realismo científico con varios temas recurrentes en la literatura de ficción para elaborar un "discurso fraternal desde la heterogeneidad racial de sus naciones" (18). Por su parte, la ficción "reproduce una narrativa sincrética en donde la diversidad de los lenguajes de las culturas negras figuran desde sus cuerpos la temporalidad de la nación" (18). Esta mutua influencia de los géneros etnográfico y literario se ilustra claramente en el análisis de la primera novela de Alejo...